El áci­do táni­co (pre­sente en las cortezas del roble y el cas­taño, y en la piel de la uva mac­er­a­da) abre el pelo, hacien­do que las enz­i­mas pen­e­tren a may­or veloci­dad con ayu­da del calor de la plan­cha. La Enz­i­moter­apia no mod­i­fi­ca la estruc­tura del pelo como hacían algunos tratamien­tos ante­ri­ores, no irri­ta el cuero cabel­lu­do, ni los ojos y puede apli­carse en mujeres embarazadas y en peri­o­do de lac­tan­cia. El pro­ced­imien­to de apli­cación requiere unas tres horas, depen­di­en­do del vol­u­men y lon­gi­tud de la mele­na.

El efec­to dura entre 4 y 6 meses, depen­di­en­do del cuida­do en casa, ya que se debe de lavar el pelo con un cham­pú y una mas­car­il­la especí­fi­cas. Lo ide­al es uti­lizar cham­pús libres de fos­fatos y parabenos, pues estos arras­tran el pro­duc­to con may­or facil­i­dad reducien­do la efec­tivi­dad del tratamien­to